By J.Manuel -elreylagarton- 26 mayo, 2020 In Paisajes, Personal

La cabaña también es mi síndrome

Por primera vez he salido de casa más allá de la frontera que dibujan las fachadas del bloque de viviendas en el que vivo. Con ello ponía fin a 73 días de confinamiento.

Os aseguro que me ha costado mucho tomar la decisión y sobre todo dar el impulso necesario para no volverme atrás antes de llegar al final del patio.

El objetivo ha sido recorrer los 2 kilómetros de paseo que al borde del mar unen las playas de Ris y Trengandín en la localidad cántabra de Noja, uno de los escenarios naturales más bellos que os podáis imaginar.

Es un paseo precioso, sinuoso, acompañando siempre al mar por sus recovecos, un paseo en el que tiendes a la relajación, a sentarte en múltiples lugares en los que la vista siempre se muestra recompensada, respirar aire puro y sin apenas contacto con otras personas, pero…

Dicen que cuando llegas a un “pero” todo lo anteriormente contando deja de tener valor para iniciarse uno nuevo y ese “pero” no es otro que durante todo el camino he ido acompañado de ansiedad que me ha privado de vivir con la felicidad adecuada el paseo.

De regreso a casa, en el coche iba escuchando el programa de radio “Te asombro” que dirige mi amiga Ana Fernández Mera y curiosamente la emisión se abría hablando del “Síndrome de la cabaña” a través de una explicación del Psiquiatra experto en comportamiento social D. Luis González.

Y mientras escuchaba la explicación, parecía que cada parte de la misma se ajustaba a mis últimas conductas de la misma forma que un traje de sastre se pueda ajustar a los cuerpos de proporciones áureas de las esculturas de Miguel Ángel.

En un principio pensaba que de éste confinamiento todos íbamos a salir reforzados…

¡Me equivoqué!

Lo reconozco, me estoy aislando del mundo, parece que en casa tengo todo lo necesario para vivir el día a día y sin embargo no encuentro la motivación adecuada para salir y vivir el exterior. No es tanto una causa de miedo, sino más bien de bloqueo mental, una frontera imaginaria.

Ahora tengo dos cosas muy claras con respecto a mi vivencia en este tiempo de COVID-19 y que no son otras que el estar pasando por un pico de depresión bastante importante y la otra es que no quiero salir de la cabaña…

Into my Arms de Nick Cave & The Bad Seeds suena en mi reproductor…

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