Este presente año, ha sido el año en que he encontrado mayor placer en visionar imágenes de otros que en mostrar las mías. Reservándome prácticamente todo el trabajo artístico del año para un futuro o para la más profunda de mis intimidades.
Muchísimas imágenes de espectáculos y conciertos, pero sin embargo casi ni muestra de lo que verdaderamente me llena. 2013 es, aún, año de reservar… y no mostrar.
También ha sido año de volver con fuerza al laboratorio, a la conjunción de luz, film, química y papel. De poder dormir tranquilo sabiendo que ningún desastre informático iba a acabar con el producto terminado… y a la vez disfrutar del tacto de las obras.
2013 se va y quizás tan sólo haya sido el prólogo de un 2014 aún más íntimo y personal.